En Ilihue, cerca del Lago Ranco, se despliega un jardín que integra arquitectura y naturaleza de forma excepcional. La entrada se caracteriza por escaleras que se convierten en plataformas, ofreciendo nuevas perspectivas de la arquitectura y el entorno a cada paso. Los senderos de piedra, diseñados para durabilidad y comodidad, serpentean a través del jardín, ampliando la percepción del espacio y revelando gradualmente distintos escenarios.
Este trazado conecta zonas de convivencia como el quincho, fogón, playa y área de juegos, enriqueciendo la experiencia familiar. La sensación predominante es la de adentrarse en un bosque cuidadosamente preservado, donde los caminos invitan a explorar sin perturbar la rica biodiversidad del lugar. La integración de estos elementos crea un espacio que no solo respeta la esencia del entorno natural sino que también lo celebra, permitiendo que la vida silvestre florezca.
Este jardín en Ranco es un testimonio de cómo el diseño consciente puede enriquecer la interacción con el paisaje, ofreciendo un refugio para la convivencia y el disfrute familiar en un marco de belleza natural incomparable.