Este jardín ubicado en Lo Barnechea, Santiago de Chile, aprovecha la topografía única de los cerros que caracterizan la zona, creando un espacio verde que se extiende en armonía con el entorno natural. Diseñado sobre la pendiente del terreno, este jardín se distribuye en dos niveles principales que ofrecen distintas experiencias y funcionalidades, conectando la casa con vistas próximas y lejanas.
El primer plano del jardín se encuentra conectados con las habitaciones, presentando un área de pasto que invita al descanso y al juego. Este espacio de pasto actúa como una extensión natural de la vivienda, ofreciendo un área versátil para actividades al aire libre, reuniones familiares o simplemente para disfrutar de la tranquilidad y la belleza del paisaje circundante.
Descendiendo hacia el área inferior, el jardín revela una segunda área, una piscina rodeada de vegetación que se integra perfectamente en el paisaje. Esta área no solo proporciona un refugio refrescante durante los cálidos meses de verano, sino que también se convierte en un punto focal visual desde los niveles superiores del jardín y la casa. La piscina, con sus bordes que parecen fundirse con el entorno natural, invita a la relajación y al esparcimiento, creando un oasis de calma y frescura.
El acceso al jardín desde la casa se realiza a través de circulaciones bien pensadas que conectan sutilmente ambos niveles del jardín con la vivienda. Estas vías no solo facilitan el movimiento entre diferentes áreas del jardín, sino que también están diseñadas para realzar la experiencia visual y sensorial del recorrido, guiando a los habitantes y visitantes a través de una transición fluida entre el interior y el exterior.
Cada elemento, desde el área de pasto hasta la piscina, está pensado para aprovechar al máximo las vistas, el clima y las características únicas del entorno, fusionando la arquitectura y la naturaleza en un diálogo constante que celebra la belleza de vivir en la pendiente de los cerros de Santiago.